La dignidad y el liberalismo


 El concepto de dignidad humana que respalda nuestra Constitución está muy influenciado por una concepción política de la relación entre el individuo y la sociedad que se denomina liberalismo. El liberalismo, en este caso, no hace referencia al partido liberal, sino al concepto de libertad. Bajo esta corriente de pensamiento que se originó en los siglos XVII y XVIII, el ser humano se percibe como libre y autónomo, por lo que ni el Estado ni nadie debe estar en condición de interferir en la esfera de sus decisiones personales y en su vida privada. El pensamiento liberal –que en gran medida orienta nuestra Constitución– no promueve una visión de libertades absolutas. Por el contrario, promueve un reconocimiento de que las limitaciones a la libertad que se deban imponer para garantizar el orden y la armonía en las sociedades deben ser las mínimas necesarias y deben estar claramente definidas, de manera que todas las personas seamos libres para llevar la vida que deseemos sin perjudicar las posibilidades que tienen los demás para hacer lo mismo.

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